Me siento obligado por el Espíritu Santo de mandar un mensaje urgente a todos los que están en nuestra lista de correo, y a los amigos y obispos que hemos conocido alrededor del mundo.
UNA CALAMIDAD QUE SACUDIRÁ AL MUNDO ENTERO ESTÁ PRONTA A SUCEDER. SERÁ TAN ATERRADORA, QUE TODOS VAMOS A TEMBLAR - AÚN LOS MÁS DEVOTOS ENTRE NOSOTROS.
Por diez años yo he estado advirtiendo que mil fuegos arderán en la ciudad de Nueva York. Engullirá a toda el área, incluyendo a Nueva Jersey y Connecticut. Las ciudades principales en toda América experimentarán disturbios e incendios – como vimos que sucedió en Watts, Los Ángeles, años atrás.
Habrá disturbios y fuegos en ciudades en todo el mundo. Habrá saqueos – incluyendo a Times Square, y la ciudad de Nueva York. Lo que estamos experimentando ahora no es una recesión, ni siquiera una depresión económica. Estamos bajo la ira de Dios. En el Salmo 11 está escrito,
“Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?” (v. 3).
Dios está juzgando los pecados atroces de América y de las naciones. Él está destruyendo los fundamentos seculares.
El profeta Jeremías le suplicó al Israel pecaminoso, “Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras. Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón” (Jeremías 18:11-12).
En el Salmo 11:6, David advierte, “Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrazador será la porción del cáliz de ellos.” ¿Por qué? David respondió, “Porque Jehová es justo” (v. 7) Este es un juicio justo – igual que los juicios de Sodoma y de la generación de Noé.
¿QUÉ HARÁN LOS JUSTOS? ¿QUÉ PASARÁ CON EL PUEBLO DE DIOS?
Primero, yo le daré una palabra práctica que recibí yo mismo. Si le es posible abastézcase de suministros de alimentos y cosas esenciales que puedan durar por treinta días. En las ciudades grandes, los mercados se vacían en una hora cuando hay alguna señal de desastre.
Y sobre nuestra reacción espiritual, sólo tenemos dos opciones. Esto está delineado en el Salmo 11. Podemos “escapar al monte cual ave.” O, como dice David, “Fijó sus ojos en el Señor sentado en su trono en el cielo – sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (v. 4). “En Jehová he confiado” (v. 1).
Yo le diré a mi alma: No hay necesidad de que corra… no hay necesidad de que me esconda. Este es un acto justo de Dios. Yo contemplaré a nuestro Señor en su trono, con su mirada tierna, misericordiosa y amorosa pendiente de cada paso que doy – confiando que él salvará a los suyos aún de los diluvios, fuegos, calamidades, pruebas, aflicciones de toda clase.
Nota: Yo no se cuándo sucederán éstas cosas, pero sé que no está distante. Le he descargado mi alma a usted. Haga con éste mensaje como le parezca.
Que Dios lo bendiga y lo guarde.
En Cristo,
DAVID WILKERSON
Fuente: Blog de David Wilkerson
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